Virgen del Pueyo

A unos minutos de Barbastro está el Monasterio de Nuestra Señora de El Pueyo, en lo alto de una colina. Cuando vuelves a casa y lo ves sabes que ya has llegado…

– Mamá, vamos ya por el Pueyo, sube a buscarnos porfi– Cuando volvías en bus era llamada obligada.

Subíamos a ver estrellas fugaces alguna noche de verano, subíamos los domingos a misa con mis abuelos, a las 11, siempre corriendo porque llegábamos tarde. Subíamos a cenar cuando estaba el restaurante, o de más mayor a comer pipas con amigos y charrar sentados mirando el horizonte. Desde allí se ve la cantera de mi bisabuelo, me dijo ayer mi madre que él subía mucho también.

Subíamos siempre menos cuando había que subir, el día de la romería, demasiada gente, ese día nos íbamos a comer a la Ermita de la Virgen del Plano, porque juntarse con poca gente si me gustaba.

Ahora subo a veces a pasear a Ava, le encanta dar vueltas y vueltas alrededor, también cuando siento que voy a explotar, me da paz y silencio, me hace sentir arropada, supongo que es porque me recuerda mucho a mi abuelo. Y por la Virgen, que te mira de reojo, toda medieval ella, pero te escucha también.

Y por los días que me acoge y me alivia, sin pedirme nada a cambio, le he querido hacer un pequeño cariño, que aquí tenéis. Espero que os guste.

DONARÉ UN 10% DE CADA VENTA DE ESTA IMAGEN AL MONASTERIO DE NUESTRA SEÑORA DE EL PUEYO (Barbastro) Para apoyar su mantenimiento.